LA PARTICIPACIÓN ESCOLAR
Los estudiantes deben sentirse dueños de su aprendizaje y tener la posibilidad de expresar sus puntos de vista. Participar activamente en las decisiones y actividades del centro aumenta el sentido de pertenencia y puede ayudar a desarrollar habilidades sociales y de liderazgo. Es esencial implicar de manera proactiva a los estudiantes marginados y garantizar que sus voces sean escuchadas.
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Todos los Estados miembros contemplan en cierta medida la participación de los niños en sus códigos o leyes educativas generales. En muchos países, se promueve la participación de los niños en los centros mediante mecanismos formales, como consejos escolares o programas específicos. No obstante, hay una brecha entre legislación y práctica, y los alumnos no siempre tienen una influencia real en la toma de decisiones relacionadas con aspectos fundamentales de su experiencia escolar y aprendizaje.
Debería haber tiempo suficiente para el diálogo en las aulas, así como para debates en el contexto de consejos de estudiantes o de consultas sobres cuestiones relacionadas con la vida escolar y la experiencia de aprendizaje. Las contribuciones de los estudiantes deberían tenerse plenamente en cuenta en las decisiones posteriores. Entre las prácticas de éxito se incluye:
- Enseñanza y aprendizaje interactivos y dialógicos (por ejemplo, en grupos reducidos), que aumentan las posibilidades de que los alumnos hablen con mayor comodidad sobre cuestiones que afectan a su aprendizaje;
- Proyectos escolares que impliquen a toda la comunidad escolar (como por ejemplo, proyectos de «escuela ecológica»), que dan a los estudiantes un papel destacado en aspectos clave.
- Encuestas, cuestionarios y otros métodos de consulta para recabar los puntos de vista de los alumnos; y
- Participación significativa de los alumnos en los procesos escolares de toma de decisiones mediante la representación en consejos/juntas escolares y en los procesos de evaluación y mejora del centro.
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